Mi vida es una mentira. El terror corre a través de mí ante el pensamiento de alguien descubriendo mi secreto antes de tener la oportunidad de solventar las cosas, antes de saber con certeza qué pasó aquella noche. Lo admito, huí como una cobarde y no miré hacia atrás. Nadie espera que esté aquí abajo en el cuenco polvoriento de los abandonados, en medio de Texas.
Tres meses han pasado en un silencio alarmante desde que dejé atrás Nueva York. No ha habido ningún vestigio, ningún rastro, nada que apunte a este refugio seguro. Los reporteros no han descubierto que la chica que han estado siguiendo por Manhattan no soy yo. Gracias a Dios.
Aquí lejos, he mantenido mi cabeza baja, rechazando las invitaciones para pasar el rato y ser una chica normal de veinticinco años de edad, pero esta noche todo está girando fuera de control. El correo electrónico me estaba esperando en el trabajo esta noche. Es como si el remitente supiera que estaría trabajando hasta tarde. Sola.
Tres simples palabras hacen que mi corazón golpee en mi pecho. El aire es arrancado de mis pulmones mientras miro la pantalla de la computadora.
CONOZCO TU SECRETO.
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