No hay nada más preciado que una compañera, ningún tesoro más valioso o buscado después de la pareja perfecta. Con una mirada a la foto de Summer, Jubal reconoce no sólo su intención, sino una sumisa cuyo cuerpo clama por su disciplina. No hay duda sobre la reclamación de ella, y cuando la ve entrar en un exclusivo club de BDSM, él cree que es el destino. Summer no puede pasar el vestíbulo sin un amo… y ese amo será él.
Con el sonido de la voz de Jubal, sabe que es él, el hombre que ha estado buscando, el amo que puede exigir su lealtad. En cualquier otro momento le hubiera encantado entregar su confianza y corazón, así como su cuerpo, pero esta noche es una tarea urgente y no la búsqueda del placer lo que la ha llevado al club.
Ella ha sido advertida sobre los dragones. Y aun creyendo que Jubal podría ser sólo un ser tan sobrenatural no disminuye el éxtasis que experimenta en sus manos. Su disciplina carnal y tormento embriagador la satisfacen, incluso a medida que la obligan a elegir entre arriesgar todo esto o no.
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