Abigail siempre ha tenido un sueño: ser periodista. Pero hasta ahora no lo había conseguido. Con treinta y cinco años, ama de casa, casada con un médico pretencioso y madre de un joven que pronto abandonará el nido para ir a la universidad, su vida parece estar ya completa y estable, pero da un giro cuando, mientras viaja a Nueva York para disfrutar de unas merecidas vacaciones, choca con un hombre en el aeropuerto y es en ese momento cuando todo su mundo se pondrá patas arriba.
En Nueva York, Abby realiza una entrevista de trabajo y recibe una oferta de empleo, la cual acepta con muchas dudas e inseguridades, pues no está segura de servir para el puesto y además tendría que trasladarse a más de mil kilómetros de su casa. Su nuevo trabajo le supondrá muchos problemas familiares. Y para colmo, el hijo de la dueña de la revista es ni más ni menos que el hombre del aeropuerto: Archibald.
Archibald es el director de una empresa familiar dedicada a la venta de cosméticos, divorciado y con un mejor amigo vividor y un tanto alocado. Cuando se encuentra por primera vez con Abigail, no puede obviar la gran impresión que ella le causa. Más tarde, cuando vuelve a verla, siente una gran conexión al descubrir en ella a una mujer admirable y valiente. Aunque intenta por todos los medios no interponerse en su matrimonio, tampoco puede dejar de lado a la mujer que le vuelve loco en todos los sentidos.
Todo está en su contra: un marido, un hijo y una exmujer que no desean que esa relación llegue a suceder, problemas laborales y sus propias barreras personales. Pero quizás el destino les tenga preparado algo maravilloso, porque a veces, solo a veces, la vida ya nos ha trazado un camino, aunque al principio no queramos verlo así y tengamos que sufrir mucho para llegar a ver un final feliz.
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