Sin novias, sin hembras para calentarnos durante las largas noches. Sin dulces compañeras.
Pero las vemos, de lejos, novias que podrían ser nuestras. Alejadas de nosotros por muros y armas. Las hembras que anhelamos mucho.
Obsesivamente. Hembras humanas.
¿Y la de pelo rojo? La quiero, la vi primero. Lucharé hasta la muerte por ella.
Ella es mía.
Entonces, nos uniremos y haremos un intercambio con sus hombres que nos beneficiará a todos.
¿Después?
Al ganador va el botín ...
Que comience la caza.
Pero la pelirroja es mía.
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