Ella está fuera de los límites. Inapropiada. Una coqueta, una mocosa, un escándalo a punto de ocurrir, y un real dolor en el culo... Ah, y ella es una cosa más también: toda mía. Solo que ella aún no lo sabe.
Tengo un problema. Un pequeño problema de un metro y medio, pelo castaño y ojos verdes. Un problema que ha vivido bajo mi techo desde que la acogí como si fuera mía hace años. Lola. La princesa Lola. Lola con el descaro ardiente, los labios más suaves, la piel más dulce y las curvas más tentadoras que estas manos ásperas han querido agarrar desde que soy su tutor, el hombre que la cuidó y la crió. Pero mis miradas han empezado a volverse más persistentes de lo debido. Mis pensamientos se han vuelto más oscuros, y no hay vuelta atrás.
Verás, quiero que la pequeña princesa sea mi pequeña princesa. La quiero dispuesta, vestida sólo con joyas y una sonrisa, un regalo esperando a que lo desenvuelva y lo reclame.
El mundo dirá que esto está jodidamente mal. Dirán que tengo más del doble de su edad. Dirán que un bruto y endurecido ex soldado como yo no tiene nada que hacer con ella. Dirán mucho para tratar de mantenernos separados. Todos ellos se pueden ir al infierno. Porque lo que sea que mi Lola quiera, lo conseguirá. Y está a punto de conseguir cada centímetro de lo que quiere.
...Pero sólo si ella dice por favor.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar