Protegida en el amparo de un santuario, Mila tiene dieciocho años cuando su mundo se disuelve en llamas a su alrededor.
Guerra.
Una utopía tragada en una sola noche.
Huérfana y sola, aterrorizada de ser capturada, Mila huye de los conquistadores que han venido a reclamar. Para arrebatar a esas pocas talentosas llamadas sacerdotisas, mujeres Tritan, nacidas con magia en la sangre. Son sanadoras. Pacificadoras atadas y encadenadas, utilizadas como baterías vivientes, se convierten en el combustible que alimenta al ejército de Caledonian y crea guerreros imparables.
La elité.
Belicistas. Perros del estado, son los soldados perfectos, todo lo que una sacerdotisa Tritan no es, ejerciendo un poder que no les pertenece.
Pero Mila es un enigma. Sacerdotisa escondida de su propio pueblo, el suyo es un secreto por el que su padre murió. Uno que Mila usará para luchar desde las sombras, atacando al imperio de cualquier forma que pueda. Un ejército de uno, con el poder de muchos...
Hasta que la traicionan. Capturada. Vendida.
Al capitán Asher Rawlings.
Captor. Villano. Élite. Incluso sin una sacerdotisa propia, el poder de Asher azota sus sentidos. Llamas oscuras lamiendo su nuca, susurrando un potencial sin explotar que Mila no creía posible.
Indefensa, sujeta a todos los caprichos de Asher, Mila está obligada ha obedecer todas sus sórdidas órdenes. Se quedó sin nada más que su secreto.
Que es una sacerdotisa Tritan, lo único que necesita para apoderarse de un poder legendario que podría inclinar la balanza de la guerra y garantizar un gobierno Caledonian eterno.
Ahora Mila debe navegar por un mundo de villanos y conspiraciones políticas, soportar todo lo que Asher le lance y, sobre todo, nunca revelar lo que es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.