La mirada penetrante de José Canelas, se posó en el cuerpo de Perla, una obesa mujer de veintidós años. Su piel blanca, hacía que a José se le despertara la lascivia. Ya quería besar ese vientre abultado, se imaginaba morder las rechonchas piernas, parecía que lo enervaba ese calzón remarcado.
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