Rebeca no lo ha tenido fácil, y es que, desde antes de que naciera, su vida no estaba destinada a ser lo que ella imaginó.
Siempre se ha dicho que los tiempos desesperados requieren de medidas desesperadas. He ahí el motivo de que acepte un trabajo con el que poder seguir adelante junto a la única familia que le queda, su abuela Flora.
Y será desempeñando dicho trabajo donde descubrirá el amor en todas y cada una de sus dimensiones.
Esta es una historia en la que las segundas oportunidades no te dejarán indiferente.
Ríe, sueña, emociónate, ama y, sobre todo, vive.
No en vano, de todo lo sentido en su propia piel, Rebeca tiene mucho que contarte.
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